divendres, 25 de maig del 2018
Barcelona: No es ciudad para enfermos
La parálisis política y social para afrontar la reducción del coche tiene efectos sobre los más vulnerables
Esther Pérez nos dejó el mes de abril. Hace unos seis años, el servicio de oncología que le diagnosticaba el cáncer le daba poco tiempo. Pero ella dejó atrás todas las previsiones y vivió mucho más. Yo la conocí enferma. Pero me cuesta imaginar más empuje y determinación si es que la enfermedad le robó alguna. Esther tenía un cáncer de pulmón. Un jodido cáncer de pulmón. Algunos médicos dicen que el cáncer es una lotería que depende de múltiples factores, predisposición genética, hábitos de vida, factores ambientales. Podríamos decir que todos y todas partimos con algún boleto para que toque pero depende de cómo vivamos acumularemos más.